viernes, 10 de junio de 2011

“DOG SOLDIERS” (2002): Ricitos de Oro y los Tres Ositos (versión +18)


“¿Quién osa comerse mi cena y dormir en mi cama?”

Antes de ganarse el respeto en el cine de terror con películas como “The Descent” (2005) o “Doomsday” (2008), el director y guionista Neil Marshall debutó en su primer largometraje con “Dog Soldiers”, en el año 2002. El film fue muy bien recibido en Sitges y fue premiado en los festivales de Bruselas y Luxemburgo, y además tuvo un éxito inesperado en taquilla.

La película nos muestra como un pelotón del ejército británico tiene que defenderse del ataque constante de una familia de licántropos en una casa aislada en los frondosos bosques de Escocia. Además, dicha casa parece ser la morada habitual de estos seres peludos.

Un grupo de soldados ingleses comandados por el sargento Wells (Sean Pertwee) y el soldado raso Cooper (Kevin McKidd), inician una misión de entrenamiento por los remotos bosques de Escocia. Todo transcurre con relativa normalidad hasta que encuentran malherido al capitán Ryan de las Fuerzas Especiales (Liam Cunningham), quien asegura, en un estado semi-chiflado, que toda su tropa ha sido despedazada por unos seres descomunalmente sanguinolentos.

Poco después oyen unos aullidos estremecedores y comienzan a ser perseguidos por una especie de lobos bípedos que tienen la pinta de tener mucha hambre. Por suerte, antes de ser alcanzados son rescatados por la zoóloga de la zona, Megan (Emma Cleasby), quien los lleva con su ranchera hacia el único lugar seguro (a priori) en cientos de kilómetros.

La tropa del sargento Wells
Esta película se convirtió en poco tiempo en una de las más amenas y atractivas de los últimos años en la categoría de hombres lobo, pese a acercarse más a la Serie B. No por el presupuesto, ni por el guión, ni los efectos especiales, ni tan siquiera por el miedo. No termina de destacar en nada pero posee algo de todo.

Con los sustos justos y sangre copiosa, la historia consigue meternos en la película a base de diálogos entretenidos y personajes con una pizca de fondo (de esos que cuando los descuartizan te dices: “pobre, me caía bien”). También es acertado el tono de oscuridad que perdura en toda la cinta y los cambios a “visión canina”, que te hacen descansar de los largos ratos que los protagonistas pasan encerrados en la casa.

Asimismo, el film tiene pequeñas pinceladas de humor y secuencias que te hacen reír de lo absurdas que son. Por ejemplo, es muy curioso que una persona a la que se le están cayendo las tripas pueda esprintar sujetándoselas con la mano y, además, que le vuelvan a juntar la barriga con super glue (desconozco si esto se ha hecho alguna vez, pero es bastante curioso).

Al parecer se está maquinando una segunda parte de la historia, que empezaría justo tras acabar la primera y que en principio tendría cambio de director y guionista.

Para acabar, hay una pregunta que me ronda por la sesera desde que pude ver la película: ¿Qué hubiera hecho Neil Marshall con el presupuesto de “El Hombre Lobo” (2010)?

LO MEJOR: Los bichos, la sangre y los toques de humor

LO PEOR: la trama en si es bastante sosa


TÍTULO ORIGINALDog Soldiers
AÑO2002
PAÍSReino Unido
DURACIÓN105 minutos
DIRECCIÓNNeil Marshall
GUIÓNNeil Marshall
REPARTOSean Pertwee, Kevin McKidd, Emma Cleasby, Liam Cunningham, Thomas Lockyer, Darren Morfitt, Chris Robson y Leslie Simpson

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